El presidente L�pez Obrador, como era de esperarse, defendi� ayer a Delfina G�mez y con ella al resto de los l�deres del GAP involucrados en la trama de corrupci�n destapada por el INE, en la que con descuentos al salario de trabajadores se hicieron de varios millones de pesos para financiar a su partido y campa�as.
Como es su costumbre, no da m�s argumentos que hacerse el ofendido y, de rebote, victimizar a la secretaria de Educaci�n.
Son mis opositores, los que odian la cuarta transformaci�n. Ya la ven como candidata al Estado de M�xico y por eso la atacan, asegura, pero �qui�n? �por qu�?
Primero, hay que decir que desentra�ar este l�o financiero le llev� al INE cuatro a�os. La investigaci�n la hizo el �rgano electoral ante una denuncia del PAN en 2017.
Luego, vale recordar que cuando fue candidata a gobernadora, este asunto se ventil� bastante y entonces Delfina G�mez minti�. Dec�a que solo hab�an descontado a un pu�ado de funcionarios de alto nivel, de los llamados de confianza, y que el dinero del que se hablaba no era un monto significativo. Nunca dijo que esos recursos hab�an tenido fines pol�ticos, mucho menos que fueron para fortalecer su propia campa�a.
Ahora sabemos que los descuentos fueron a 550 empleados y la suma asciende a 12 millones 813 mil 507 pesos con 50 centavos. Para nada despreciable.
As� pues, mejor que nos explique el Ejecutivo federal porque dos de los directamente involucrados en este vergonzoso asunto son funcionarios del gabinete federal.
Adem�s, solo si alguno de los consejeros del INE tuviera alguna aspiraci�n electoral en el Estado de M�xico habr�a raz�n para pensar que le sacan al grupo Texcoco los trapitos al sol en este momento por razones pol�ticas, pero no es as�.
L�pez Obrador insisti� en que la maestra Delfina es una mujer honesta, porque no vive como potentada. Se equivoca, la honestidad no est� necesariamente ligada con la vida humilde. Lo que se�ala el INE no es que se enriqueci� con dinero p�blico, sino que descont� del salario a sus empleados con fines pol�ticos. Eso es deshonesto, irregular y hasta ilegal.
En el fondo, el presidente y los suyos saben bien que su sin raz�n s�lo encuentra eco en su propia mente y la de quienes insisten en darles por su lado.
Lo cierto es que Delfina G�mez, lo m�s que puede argumentar es que desconoc�a que aquello fuera ilegal y eso no la exime de responsabilidad. Pero, �ser� de verdad tan inocente?
Por lo pronto, sea como fuere, tendr� que hacer frente a este asunto, junto con Horacio Duarte, durante un buen rato, porque no se va a diluir tan f�cilmente. Por lo menos, deben explicar sin tanto grito y sombrerazo, todos.