Al presidente López Obrador y su partido les preocupan la elección en EdoMéx y aún no se reponen de la sorpresa de no ser tan bien vistos acá.
Todos los días le dedican un buen rato a las diferentes versiones de cómo les están haciendo trampa para cerrarle el paso “a la mala” a Morena en el Estado de México y en la elección municipal hubo “mano negra”.
La cosa es que los culpables de los tropiezos de Morena en la intermedia son tres que ya el presidente tiene muy bien identificados: los medios, las mentiras de la derecha y la clase media.
En el caso de los últimos, no ha dado tregua, con un discurso de odio que puede incluso volverse peligroso, pero además, que lo llevará a derrotas peores en el futuro.
Dice que la clase media fue influenciada por el complot de los medios de comunicación, que insistían en alertar del populismo y lo señalaban como falso mesías.
“Pero hasta las piedras cambian de forma de parecer”, dice. “Pero un integrante de clase media-media, media alta, incluso, con licenciatura, con maestría, con doctorado, no, está muy difícil de convencer, es el lector del Reforma, ese es para decirle: Siga usted su camino, va a usted muy bien, porque es una actitud aspiracional, es triunfar a toda costa, salir adelante, muy egoísta”.
Hay tantos conceptos contenidos en esas palabras que resulta difícil escucharlo y dejarlo pasar.
Ese desprecio permanente a la cultura del esfuerzo, a la capacitación como medio para crecer y desarrollarse, es increíble y, lo peor, encuentra eco en algunos sectores sociales, pero claramente en la clase media ya no. La perdió, justo por discursos como ese y acciones que lo sustentan.
Así que, dice tan suelto AMLO, que a “esos” les dice que sigan su camino. No sabemos si lo dice por ardor, al darse cuenta que es un sector que no podrá recuperar o simplemente no lo ha pensado bien.
Solo diremos que, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 30 por ciento de la población a la que AMLO considera “rica”, gana más de 11 mil 089 pesos al mes. Esta cifra representa a seis millones 982 mil 660 mexicanos y mexicanas de la población ocupada del país. Estos hombres y mujeres mantienen a 25 millones 835 mil 842 mexicanos, con sólo más de 3 salarios mínimos.
Pero, además, en 2018, en la elección presidencial, Andrés Manuel López Obrador como candidato de la coalición Morena-PT-MC, obtuvo el triunfo con 24 millones 127 mil 451 votos, el 52.96% de los votantes, con lo que implantó un récord en nuestro país.
El segundo lugar fue para el panista Ricardo Anaya, con 10 millones 249 mil 705 votos, el 22.49%. El tercer lugar fue para el candidato del PRI, José Antonio Meade con 7 millones 472 mil 431 votos, 16.40% y Jaime Rodríguez Calderón consiguió el cuarto sitio con 2 millones 339 mil 431 votos, el 5.13%.
Los resultados de la encuesta de salida realizada por Parametría en esa elección presidencial muestran que los hombres, personas entre 26 y 35 años, las personas con mayor escolaridad e ingresos regulares son quienes en su mayoría votaron por López Obrador, contrario a lo que quieren hacernos creer. Los seguidores del presidente en funciones no eran solo personas de bajo nivel socioeconómico y sin estudios.
Por eso debería meditarlo mejor, pues ese voto razonado, que hace apenas cinco años castigó a los partidos tradicionales y un sistema político corrompido que ya tenía -y tiene- hartos a los mexicanos, ahora es el mismo que sanciona a su partido.