Ayer la marcha por el #8M fluyó sin mayores sobresaltos, aunque con duros desafíos para las y los policías a quienes seguirán enfrentando las manifestantes, al menos hasta que ya tengamos la tranquilidad de que las autoridades hacen todo lo necesario para que las mujeres no desaparezcan sin más.
Es decir, aún es difícil movilizar a las fuerzas del orden para que los procesos se cumplan como debe ser y en cada paso, desde la recepción de la denuncia hasta la sentencia de los agresores.
Total, que las movilizaciones no van a detenerse, por el contrario, crecerán hasta que empecemos a encontrar soluciones de fondo.
Sin embargo, cada vez son más concurridas y aunque la exigencia no disminuye, hay menos confrontación entre las autoridades y los grupos manifestantes.
Ojalá algún día consigamos que esta fecha sea de verdadero festejo y menos dolor.
Avanzar
La lucha por el avance de las mujeres en diferentes ámbitos de la vida pública se ha centrado por demasiado tiempo en obtener espacios de forma equitativa y ya hemos llegado al punto en el que por ley esa aspiración es una realidad.
Ahora, valdría la pena poner más atención a la sustancia y hacer que cada espacio que hemos ganado valga la pena.
Por ejemplo, la anterior Legislatura fue la de la paridad de género, pero ese fue solo un título rimbombante, sin contenido verdadero. Poco avance real hubo para la causa femenina y en muchos de los asuntos que se quedaron en el tintero, el problema fue que la voz de las mujeres sigue sin tener el mismo peso que la de los hombres, aún cuando sean diputadas, senadoras, gobernadoras, secretarías de estado o cualquier otra figura de poder político.
A pesar de haber demostrado ya bastante que somos capaces, el espacio de la toma de decisiones es aún exclusivo -o casi- para los hombres y la política es uno de los ejemplos más significativos.
La junta de Coordinación Política, por ejemplo, con una sola mujer como integrante, no refleja la realidad del congreso, donde casi hay paridad en la integración.
Ya es momento de que pensemos en que no basta con tener la misma cantidad de asientos para mujeres y hombres. Hay que avanzar al siguiente nivel, en el que dejemos atrás a las “juanitas” que sirven para cubrir los espacios que obliga la ley.
Las diputadas que actuales tienen el enorme compromiso de hacer que la voz de todas resuene de forma que no pueden ignorarnos más.