Todos en el Estado de México hemos sido testigos de la reciente y no tan sorpresiva aparición del narco en la escena pública del Valle de Toluca, sociedad, gobierno y medios de comunicación.
La Fiscalía, básicamente se ha dedicado a recabar los restos y los elementos para investigación, dado que tampoco es que se tratara en todos los casos -salvo excepciones- de un exhaustivo trabajo de investigación en colaboración con autoridades municipales.
En algunos casos estamos aún en espera de saber cuántos cadáveres hay, identificar víctimas, conocer las condiciones en que ahí terminaron.
Todo de se pone, literalmente, en una bolsa. Son secuestros derivados de una guerra entre bandas, nos dicen. Vaya usted a saber.
Lo que sí sabemos y no falla, se trate de la región de que se trate, es que las Madres Buscadoras son las primeras en aparecer en los sitios donde se hallan tumbas clandestinas.
Familias, casi siempre representadas por una mujer que las encabeza, a las que se les “desapareció” un hijo o hija sin dejar el menor rastro.
Mujeres que dejan sus vidas en pausa para hacerlas de golpe y porrazo en policías, investigadoras, excavadoras, abogadas y lo que se necesite, para encontrar algún rastro de sus seres queridos.
Pues, justo ellas, ayer se manifestaron en Palacio de Gobierno para pedir a la Secretaría de Seguridad y a la Fiscalía algo de apoyo.
Querían, antes que nada, ser atendidas, cosa que básicamente solo les costaba un poco de tiempo a Rodrigo Martínez Celis y José Luis Cervantes.
Luego, además de lo obvio, que era agilizar la búsqueda de sus seres queridos, pidieron otros apoyos, como perros de búsqueda especializados, herramientas para buscar y apoyo logístico.
La respuesta inicial institucional fue simplemente ignorarlas. No hay recursos, dicen los voceros que medio se apersonaron a medio atenderlas, más bien tratar de animarlas para que se fueran.
Hoy, nadie puede negar que en el Estado de México tenemos un problema de desaparición forzada y aunque es claro que las obligaciones se les acumulan a los funcionarios, que no se dan abasto, este es otro asunto que no se puede postergar más.
Martha Gonzalez Aguilera