Mujeres al poder
Es extraño que después de varios años, al menos dos sexenios, de legislaturas aburridas y planas, en las que el Ejecutivo generaba más iniciativas que los diputados -todas eran aprobadas, por cierto- ahora vivimos por segunda vez seguida una interesante, en la que se libran las verdaderas batallas políticas.
La LX fue la primera en la historia con mayoría de una fracción parlamentaria distinta a la del partido en el gobierno, que en nuestra entidad ha sido siempre el PRI.
Esta vez, tenemos anticipada la guerra por la gubernatura mexiquense y desde ya el Congreso es el escenario de esas batallas.
Sin embargo, hay otro elemento que equipara estas legislaturas y es la presencia abundante de mujeres. En ambas, por primera vez se vio reflejada la legislación que obliga a los partidos a asignar candidatas y candidatos de forma igualitaria.
Esta ocasión se suponía que tendríamos por primera vez más diputadas que diputados…pero no. De último momento el tribunal electoral revirtió esa decisión, de modo que nos quedamos con 38 varones y 37 mujeres.
En tiempos de inclusión, feminismo renovado y extremistas separatistas, puede que hubiera razones para pelear.
Sin embargo, es momento de preocuparnos más por el fondo que por la forma. Es decir, la lucha por el avance de las mujeres en diferentes ámbitos de la vida pública se ha centrado por demasiado tiempo en obtener espacios de forma equitativa y ya hemos llegado al punto en el que por ley esa aspiración es una realidad.
Ahora, valdría la pena poner más atención a la sustancia y hacer que cada espacio que hemos ganado valga la pena.
Por ejemplo, la LX Legislatura fue la de la paridad de género, pero ese fue solo un título rimbombante, sin contenido verdadero. Poco avance real hubo para la causa femenina y en muchos de los asuntos que se quedaron en el tintero, el problema fue que la voz de las mujeres sigue sin tener el mismo peso que la de los hombres, aún cuando sean diputadas, senadoras, gobernadoras, secretarías de estado o cualquier otra figura de poder político.
A pesar de haber demostrado ya bastante que somos capaces, el espacio de la toma de decisiones es aún exclusivo -o casi- para los hombres y la política es uno de los ejemplos más significativos.
La junta de Coordinación Política, por ejemplo, con una sola mujer como integrante, no refleja la realidad del congreso, donde casi hay paridad en la integración.
Ya es momento de que pensemos en que no basta con tener la misma cantidad de asientos para mujeres y hombres. Hay que avanzar al siguiente nivel, en el que dejemos atrás las simulaciones que sirven para cubrir los espacios que obliga la ley.
Las diputadas tienen el enorme compromiso de hacer que la voz de todas resuene de forma que no pueden ignorarnos más, y hasta ahora, no lo han hecho.
Hoy, además tendremos por primera vez en nuestra entidad una gobernadora, y debemos empujar porque sea libre de ejercer el puesto como sus capacidades se lo indiquen, porque justo esas características serán las que la lleven a la gubernatura.
Martha Gonzalez Aguilera