Nada qué festejar aún
Hacia el fin de la semana pasada la fiscalía mexiquense emitió un boletín en el que presumía como un logro una condena de 46 años de prisión en contra de Efrén García Ramírez, una vez acreditada su responsabilidad en el delito de feminicidio en grado de tentativa, luego de que roció ácido en el rostro y cuerpo de una mujer, que solía ser su pareja sentimental.
Ciertamente, este es un gran logro para Carmen, la mujer que sufrió la agresión. Es también plausible para nuestra fiscalía que haya obtenido esta sentencia, la primera en México y América Latina por un ataque de ácido, hay que festejarlo, no es cosa menor.
Sin embargo, también hay que recordar que antes de esa agresión, su ex pareja la apuñaló, la violó, sustrajo a sus hijos y eso sólo después de haberse separado y haber empezado el largo, cansado y terrible camino institucional en busca de protección, ayuda y justicia. Antes la pasó muy mal en un hogar violento como el que más.
Consiguió reunir la fuerza suficiente para dejarlo y buscar ayuda, pero sólo la consiguió cuando el daño estaba tatuado en su cuerpo, no solo en su alma.
Ojalá que alguna vez podamos festejar que atendemos los casos antes de llegar a esto, por lo pronto, seguiremos exigiendo y denunciando, el festejo tendrá que esperar.
El riesgo en ciernes
El presidente López Obrador ha tenido varios reveses en relación con sus pretensiones de desaparecer el INE, pero seguirá intentando.
Los partidos políticos y los institutos electorales locales deben disfrutar del financiamiento público, pues ya el partido del presidente ha insistido en el interés por eliminar ese gasto de las haciendas públicas, junto con otros que implican a la democracia.
En el caso de los partidos, es muy probable que no desaparezca el financiamiento, pero sí que disminuya al punto de dejar a la oposición en condiciones de indefensión frente a las elecciones, de manera que eso ocurriría pronto.
Este sería un importante atentado contra la democracia, pues hay que recordar que la dotación de recursos públicos a las fuerzas políticas tiene como origen la lucha social por conseguir condiciones equitativas de competencia electoral entre partidos.
Hoy, puede ser que, como en tantos otros casos, se consideren un espacio de corrupción y dispendio, sin que falte razón para ello.
Sin embargo, este no es tema solo de partidos, en el que se pueda pensar en castigar su corrupción o falta de compromiso con la limitación del dinero.
La afectación es contra la democracia, la sociedad misma y su capacidad para alternar a los partidos en el poder, puesto que sin recursos muchos de ellos desaparecerían.
Martha Gonzalez Aguilera