Fuerza magisterial
Menudo desorden armó ayer el magisterio mexiquense, el más grande del país y de América latina, con capacidad y poder suficiente para paralizar al potente Estado de México por más de 8 horas. Por si alguien lo había perdido de vista, ayer lo recordaron, mostraron músculo.
Pronto sabremos para quién era el mensaje, si para los que se van o para los que llegan, o tal vez para ambos.
Lo que sí quedó claro es que los docentes de nuestra entidad son el verdadero gigante dormido que custodia estas tierras.
Acechan
A pesar de que es un secreto a voces que la delincuencia organizada acecha a las autoridades municipales, las presiona y se colude con algunas de ellas, en el Valle de Toluca recién nos estamos despertando a la realidad de que por estas tierras también están.
En los tiempos recientes, con los hallazgos de fosas y otras lindezas, nos topamos con que están más cerca de lo que pensábamos y ayer de plano le pusieron un par de recordatorios de su presencia al alcalde de Metepec, Fernando Flores.
Lo cierto es que las autoridades municipales son las que más padecen de las amenazas, ataques y cohecho de este tipo de grupos de delincuencia, pues están más vulnerables.
Las corporaciones municipales no tienen el número de elementos, ni el armamento ni la capacitación necesaria para enfrentar estas amenazas por sí solas. Si no lo consigue el gobierno federal con todas sus capacidades, cómo podrán los municipales.
Desde luego que es necesario que se determine con investigación las responsabilidades de los involucrados y saber si hay más que los despedidos, en posiciones más altas.
Lo que esta situación demuestra es la urgencia de sanear las corporaciones policiales municipales, de fortalecerlas con capacitación, herramientas y mucha más potencia, que les permita estar en posición de defenderse.
Hoy en día, estas agrupaciones están conformadas en su mayoría por gente sin experiencia, sin conocimientos ni entrenamiento, que se unen a esta labor porque no encuentran otras opciones laborales.
Esa es una constante en municipios pequeños, mientras que en otros casos, en los grandes, se convierten en nidos de corrupción y delincuentes de carrera, que permanecen por años disfrazados de policías, cuando son una amenaza contra la sociedad.
Es evidente que el trabajo en equipo da buenos resultados y que todos los niveles de gobierno deben involucrarse, pero hay que replantear la forma en que vemos a las corporaciones municipales o seguirán siendo un riesgo.
Hoy, con la diversidad política que vivimos y disfrutamos en nuestra entidad, no es momento de cerrarse a colaborar con todo y con todos, si se quieren superar problemas como este, en el que lo menos importante es el partido en el poder.
Martha González Aguilera