Fin de sexenio
En el fin de sexenio y a pesar de los altos niveles de popularidad que aún puede presumir, al presidente López Obrador le empieza a pasar factura el desgaste del poder.
Todo gobernante tiene, luego de los primeros años, un bajón en popularidad que se extiende hasta el final de sus días en el gobierno.
En el caso del presidente, la disminución ha sido muy poca, pero ya empieza a ser notoria y para un hombre acostumbrado al aplauso fácil, no debe ser sencillo asimilarlo.
Es increíble como reacciona públicamente peor de lo que lo hacían sus archienemigos del PRI, a los que tanto le complace llamar autoritarios.
En las semanas recientes, no le ha sido posible contenerse. Nunca fue bueno para disimular el enojo, pero últimamente todo se le juntó.
Obviamente, acudirán en presidencia al discurso de los falsos manifestantes y tratarán de quitar credibilidad a la causa, pero al final del día, es una de las grandes pifias del sexenio.
El caso de los normalistas de Ayotzinapa, asesinados en 2014 pareciera que es uno de esos misterios creados al amparo de la institucionalidad y el poder priísta.
Probablemente, no tendremos en décadas una versión más realista de lo que ahí ocurrió, pero como bandera de presión política era estupenda cuando el presidente era oposición.
Ahora, luego de seis años de gobierno sin una respuesta clara para los familiares de los estudiantes, los discursos incendiarios se vuelven en contra del presidente.
Como en muchos otros asuntos que van complicándose, este le estalla en la cara, pues está claro que en seis años no han logrado desentrañar ese misterio.
Lo peor, López Obredor pierde fácilmente el temple, no soporta la crítica ni el golpe de realidad.
Quien sabe cómo serán sus años venideros, cuando el juicio de la historia le recuerde el desastre en el sistema educativo, en el de salud, en la seguridad, en la gobernabilidad y otros que ya no se pueden contener.
Es muy probable que la oposición no gane la contienda presidencial, pero hay posibilidades de que se equilibre la balanza en el legislativo.
Las muchos errores cometidos por los otros gobernantes de Morena, por la clase política lopezobradorista, se volverán en su contra ya sin la figura lopezobradorista en la cúspide.
Martha González Aguilera