La nueva CURP ¿Documento de identificación?
En los últimos días, ha tomado relevancia noticiosa la posibilidad de que la Clave Única de Registro de Población, mejor conocida como CURP, sea modernizada; entre sus innovaciones se destacarían, no sólo nuevos candados de seguridad, sino la inclusión de la fotografía de cada ciudadano o ciudadana mexicana.
El tema no es menor, las modificaciones planteadas al CURP ponen de manifiesto la posibilidad de que esta nueva herramienta de identificación sustituya el papel protagónico que -por años- ha tenido la credencial para votar con fotografía. La pregunta de los detractores de la propuesta es si, del mismo modo, podría comprometer el control de listas o padrones nominales.
La suspicacia es mayor pues ha sido el grupo parlamentario de Morena, quien, desde el Senado de la República, ha impulsado una propuesta legislativa que propone un cambio sustancial en la forma en que la ciudadanía mexicana se identifica para cualquier trámite gubernamental. Su propuesta se concentra en la inclusión de fotografía, huella digital, datos de nacimiento y hasta formas de identificación para menores de edad.
Por ello, han surgido voces que alertan sobre algunos riesgos. Vale la pena analizarlos. Si bien es cierto la modificación legislativa propone la existencia de una nueva forma de identificación, ésta de ningún modo compromete la existencia de la credencial para votar, la cual podría convivir con la nueva CURP.
El riesgo más importante es otro: la propuesta de cambio legislativo vislumbra la posibilidad de que sea la Secretaría de Gobernación quien proporcione información necesaria para alimentar el padrón electoral. La oposición debe tener claro que esta es una concesión peligrosa y que sus esfuerzos deberían concentrarse en no permitir invasión en las facultades del Instituto Nacional Electoral, por mínimas que éstas parezcan.
Ahora bien, aún si la mayoría legislativa es capaz de imponer su propuesta de reforma, la oposición y el propio INE deberán concentrarse en revisar una posible invasión de facultades constitucionales, lo cual abriría la puerta a litigios constitucionales que deberán resolverse por nuestra Suprema Corte.
En una democracia como la nuestra es importante tener certeza de que todos los datos sensibles de electores y electoras están protegidos; la máxima en este caso es alejar -en la medida de lo posible- cualquier tentación de los gobiernos en turno. El Instituto Nacional Electoral debe defender, con claridad y firmeza, que una de sus funciones constitucionales centrales es dotar de certeza a los procesos electorales, en ellos la información de las y los electores es clave. ¿Se tendrá claridad en el riesgo y oportunidad en la defensa? Por el bien de nuestra democracia, ojalá que sí.
Por: Fernando Roberto Zúñiga Tapia
Twitter: @ZuFerTapia