Monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito con residencia en la Arquidiócesis de Toluca, consideró que el aborto es un asesinato. Lo anterior luego de las recientes marchas a favor y en contra de este, la de la exigencia de la despenalización en el Estado de México, realizada el pasado 28 de septiembre, y la Marcha Nacional a favor de la Mujer y la Vida, llevada a cabo el domingo 8 de octubre y a la cual asistieron feligreses de esta provincia eclesiástica.
El también cardenal mencionó que, si bien es cierto que las mujeres tienen derecho a decidir sobre su cuerpo, también está la parte del ser que, en el caso de las embarazadas está en su vientre, también tiene derecho a la vida.
Monseñor Arizmendi Esquivel lamentó que en la actualidad hay más indignación, reproche y escándalo por el maltrato o la muerte de un animalito, -como ha sucedido en casos recientes en el Valle de Toluca en el caso de perros y caballos, mismos que se han viralizado y han convocado a manifestaciones y protestas-, que por la de un ser inocente.
Reconoció que el aborto es un tema que está en la agenda nacional; sin embargo, reiteró la postura de la Iglesia Católica, misma que dijo, siempre será a favor de la familia y la vida.
El obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas consideró que es necesario tomar en cuenta el derecho a la vida que tiene quien ha sido fecundado y que no tiene voz, ni manera de defenderse.
Refirió que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ordenó al Congreso de la Unión derogar la penalización del aborto, prevista desde 1931 en el Código Penal Federal, así como eliminar esta penalización en todas las legislaciones de nuestro país.
“Ellos han dicho que penalizar el aborto es contrario al derecho de la mujer a elegir, además de que castigar con cárcel la interrupción voluntaria del embarazo es una violación a los derechos humanos de las mujeres, pero ¿dónde quedan los derechos de los que se están gestando en el vientre materno?”, cuestionó.
El cardenal Arizmendi recalcó que el primero de los derechos debe ser el derecho a la vida. “Aunque tenga pocas semanas de gestación, es un ser humano en proceso de crecimiento y desarrollo. No son un montón de células de las cuales hay que deshacerse. Es un ser humano”.
Monseñor Felipe Arizmendi consideró que la libertad de la mujer para elegir también debe tomar en cuenta los derechos de quienes están en el vientre. “No estamos insistiendo en que se meta a la cárcel a quien aborte o a quien ayude a hacerlo, sino que se tome en cuenta el derecho de la criatura a su propia vida”, finalizó.
Karina Villanueva