Martha Gonz�lez Aguilera
Ayer la Comisi�n de derechos Humanos del Estado de M�xico inform� que inici� queja de oficio por la filtraci�n a medios de comunicaci�n de la grabaci�n de una llamada entre Oscar N �el presunto feminicida de Toluca- y su madre.
En esa llamada, que algunos medios de comunicaci�n hicieron p�blica, este sujeto le dice a su madre que es verdad todo lo que las autoridades le imputan y que las declaraciones en las que reconoce sus cr�menes son reales.
Hay tres opciones, dice, o me matan, o me mato o me muero de viejo aqu� encerrado, asegura Oscar N, quien insiste en que el bienestar de sus mascotas es su �nico inter�s.
Ciertamente se trata de una conversaci�n privada, que no debi� haberse hecho p�blica y que, obviamente, alguna autoridad filtr�, pues son ellos quienes tienen acceso a esas grabaciones.
Esta no es la primer filtraci�n de este tipo, ya hemos visto en el pasado grabaciones de los interrogatorios y de otro tipo de informaciones, no s�lo en este caso, sino en muchos otros.
Es necesario, en este contexto, que alguien ponga freno a este tipo de irregularidades, dado que pueden afectar los procesos legales, adem�s de que violentan los derechos de los acusados.
Sin embargo, hay otro tema de fondo involucrado en este asunto y es el inter�s de algunos medios de comunicaci�n por comerciar con el morbo.
Esa grabaci�n y otras por el estilo han llegado a esta redacci�n y la decisi�n fue siempre no publicarlas porque no tienen valor informativo y, por lo tanto, no representan valor period�stico.
Incluso, si hubiera alg�n contenido en ellas con valor informativo, podr�amos darlo a conocer, sin necesidad de publicar los videos, pues lo que se consigue es despertar el morbo de una sociedad ya de por s� reventada por la violencia.
Es as� como hemos llegado a normalizar en esta sociedad actos de extrema violencia, que incluso algunas personas parecen encontrar divertidas, pero no lo son.
Adem�s, se revictimiza a las v�ctimas y sus familias, quienes se ven obligadas a escuchar horrorizadas detalles de la forma en que los delitos fueron cometidos y a leer las reacciones de otras personas que hacen mofa de lo ocurrido.
Al final de cuentas, si bien no es nuestra labor educar, los medios de comunicaci�n tenemos una responsabilidad social, que nos compele a ser constructivos y no lo contrario.
Es verdad que el morbo vende, por desgracia, pero esa no puede ser el �nico inter�s de los medios de comunicaci�n.