La sequía en el Estado de México, como en gran parte del país, persiste; pues al cierre del primer semestre del año, todo el territorio mexiquense presenta alguna condición de aridez, lo cual ha llevado a problemas como la afecta a los cultivos agrícolas, que, a su vez, desencadenaran al corto y largo problemas cambios en la alimentación de la población.
De acuerdo con el Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), al corte del 30 de junio, 104 municipios presentan una sequía del grado anormalmente seco a sequía severa, que representa un 83.2 por ciento de la superficie del estado.
De dichos municipios, 21 tienen una condición de Anormalmente Seco, que representan el 14.1 por ciento del territorio estatal, que es una etapa inicial o final de sequía; 31 municipios, que son el 39.3 por ciento, presentan Sequía Moderada, en la que ya existen algunos daños en los cultivos y pastos y bajos niveles en ríos, arroyos, embalses, abrevaderos y pozos; y en la mayoría, 65, hay Sequía Severa, etapa en la que ya hay perdidas en cultivos y es común la escasez de agua, lo cual representa el 46.6 por ciento.
Cabe resaltar que durante junio se registró la tercera ola de calor en México, que por su duración de poco más de 20 días y récords en temperaturas máximas, fue considerada histórica; en zonas del suroeste de la entidad se superaron los 35 grados Celsius, por lo que, dichas condiciones contribuyeron al incremento de las áreas con sequía.
Superficie y producción afectada
En los últimos seis años la producción de maíz, para ejemplificar el impacto con uno de los productos más importantes en el consumo de los mexicanos, la producción se redujo entre un 10 y 15 por ciento, pero las condiciones de este año tendrán una repercusión significativa, indicó Mario López Rodríguez, maestro en Ciencias, consultor agrícola internacional.
De acuerdo con estimaciones gubernamentales, el 23 por ciento de las 7 millones de hectáreas se vieron afectadas en el actual ciclo; sin embargo, el especialista explicó que a dicha cifra se suma la producción afectada, que se puede reducir entre un 15 y 20 por ciento, pues la escasez de lluvias y las onda de calor, perturbaron el desarrollo de los productos.
“Ya tenemos alteración en temperatura, humedad y frío, pues el 5 de junio en plena onda de calor, se registró una helada, todo va a repercutir en el desarrollo de la planta, que se reflejará en la cosecha. Esta alteración ocurre en la etapa de diferenciación de los órganos reproductivos en la planta; además, las primeras siembras se vieron afectadas en la floración que repercute en tamaño de mazorca y número de granos” dijo.
Panorama mexiquense
El especialista refirió que hace 10 años, en territorio estatal, se cultivaban 700 mil hectáreas de maíz, y en los últimos años bajó a alrededor de 450 a 500 ha, con un rendimiento de 2.5 a 3 toneladas por hectárea, ocupando entre el tercer y cuarto lugar a nivel nacional, y por debajo del promedio nacional que es de 3.8 toneladas por hectárea.
Actualmente, la zona norte aún no registra lluvias importantes, por lo que las plantas ya presentan síntomas de sequía; además, en algunos puntos no se han establecido los cultivos, “y el cultivo de maíz a estas alturas ya no es posible”, aseveró López Rodríguez.
Aunque la afectación es generalizada, por los tiempos de siembra, la afectación es mayor en los cultivos Valle de Toluca, pues las siembras de marzo, se vieron alteradas en la etapa de floración, en menor proporción, pueden ser las de abril, que se siembra en menor superficie en la zona y oriente de la entidad. En la región sur, hay mejor panorama pues muchos productores siembran en junio y principios de julio.
Repercusión en la alimentación
Anualmente, cada mexicano consume un estimado de 169 kilogramos de maíz, por lo que la disminución en los cultivos, tiene un impacto en la alimentación de la población, pues ante la escasez de producción, o se tiene que importar con otra calidad, o se sustituye por otros, que podrían no ser los más benéficos para la salud.
“Están cambiando los cultivos, pero también nuestros hábitos alimenticios, porque en lugar de estar comiendo la tortilla, nos vamos ahora con el pan y estamos consumiendo trigo, y así en cadena”, expresó.
Como fuente de proteína, se encuentra otro cultivo básico que es el frijol que, por la ola de calor y falta de humedad, va a recorrer las siembras; además, es un cultivo muy sensible a las bajas temperaturas, por lo que, ante el retraso, tiene el riesgo de verse afectado por heladas.
“Así van cambiando los hábitos de consumo, hace 20 años consumíamos 24 kilos de frijol, actualmente consumimos ocho kilos, solo un 30 por ciento; entonces se ve cómo va repercutiendo este tipo de situaciones y estos cambios que se están dando en los hábitos, después serán en la cuestión salud”, enfatizó.
Acciones de solución
Debido a que las condiciones de cambios de clima extremos se prevé continúen en los próximos años, el consultor agrícola, señaló que son los profesionales a la generación de variedades quien deben trabajar en crear unas más precoces, que se adapten a las condiciones de sequía, a bajas temperaturas y eficientes ante los cambios que se están dando y ser autosuficientes.
“Tiene que ser a marchas forzadas porque ya nos alcanzaron estos cambios, tienen que ser plantas que se vayan adaptando a estos cambios que están ocurriendo que sean más resistentes o buscar otros cultivos que se puedan adaptar”, dijo.
Además, es urgente la intervención desde la academia y los gobiernos porque por el crecimiento poblacional se requiere mayor alimento, incluso, actualmente ya hay un déficit, pues se producen en el país 27 millones de toneladas de maíz pero se importan 45. “El reto es producir alimento por las personas, hay que prepararse para ello, porque la producción de alimentos se va a ver más alterada, necesitamos que se atienda esto porque de otra forma se va a estar agravando”, dijo.
Alternativa emergente
Al corto plazo, para los cultivos que ya se han visto afectados por la tercera onda de calor y las condiciones de este ciclo, López Rodríguez indicó que los productores pueden optar por completar el ciclo con variedades como el trigo, cebada, avena, frijol precoz, o forraje como triticale para la alimentación de ganado, o incluso, dijo, el amaranto o girasol son opciones que toleran las condiciones actuales y son de ciclo más corto. “Tenemos que mover el patrón de cultivos, cambiarlo para ver cuáles son los que pueden cubrir el ciclo para poderse aprovechar”, añadió.
Productores preocupados
Al trabajar directamente en campo, el especialista refirió que los productores se encuentran preocupados por la cosecha de éste año, pues la calidad en cuanto a tamaño de los productos se verá afectada, lo cual significa pérdidas, incrementos de costos de producción que obligan a que se encarezca el producto al consumidor final, por lo que las ventas también se podrían ver afectadas, “pero yo les digo que hay que estar preparados ante esta situación y hacer uso de los cultivos como alternativa en estos momentos, que si los hay”, expresó.
Seguro catastrófico
El gobierno estatal, está realizando visitas técnicas en las distintas regiones para verificar las áreas afectadas por la onda de calor, y determinar si los productores pueden acceder al seguro catastrófico, indicó la secretaria del Campo, Leticia Mejía García.
“La dinámica que se debe seguir es que los productores se acerquen a las delegaciones instaladas a lo largo del territorio estatal y nosotros acudimos con el personal técnico a hacer la valoración de los plantíos, ver las condiciones en que se encuentran, con base en esos estudios se determina la afectación que puedan tener, que puede ser total o parcial, y con base en ello, se determina también el apoyo que se les puede estar brindando”, explicó.
Al 30 de junio de 2023 el porcentaje de áreas con sequía de moderada a extrema a nivel nacional fue de 41.5%, que respecto al corte del 15 de junio fue un 6.98% mayor.
Otros cultivos afectados, en el Valle de Toluca son el chícharo y haba, así como el tomate de cáscara. Además, los cultivos florícolas por la necesidad de agua o por las cubiertas plásticas que incrementaron aún más las temperaturas.
Areli Díaz