Pese a todo el ruido que hubo antes y durante el proceso electoral, la jornada del 6 de junio fue impecable por muchos aspectos. Sali� fortalecida la democracia mexicana, y las advertencias de quienes auguraban un rechazo a los resultados electorales quedaron sin sustento. Deja un buen balance la elecci�n m�s grande y compleja en la historia del pa�s, quiz�s el dato revelador es el importante ejercicio c�vico de millones de ciudadanas y ciudadanos. Pocas elecciones intermedias reportan una participaci�n de casi el 52%, acontecimiento que pone de manifiesto la confianza de la poblaci�n en el sistema democr�tico y revitaliza la legitimidad de las instituciones.
Debido a la decisi�n de la ciudadan�a, muchos datos merecen comentario. Es in�dita la elecci�n de seis mujeres gobernadoras: de un total de 15 elecciones para el ejecutivo estatal, el 40% fue ganado por mujeres. Ese hecho alentador se repite en la integraci�n de las legislaturas y las presidencias municipales. A nivel federal, las mujeres triunfaron en casi la mitad de los distritos y obtendr�n 100 diputaciones de representaci�n proporcional. Por primera vez en el Estado de M�xico, 47 mujeres fueron electas presidentas municipales.
Gracias a la diversidad de acciones afirmativas relativas a grupos en situaci�n de vulnerabilidad, 520 candidaturas se repartieron entre personas ind�genas, afromexicanas, con discapacidad, migrantes o de la diversidad sexual. Un total de 64 f�rmulas acceder�n a San L�zaro: 37 de personas ind�genas, 5 afromexicanas, 8 con discapacidad, 4 de la diversidad sexual y 10 migrantes. De esas f�rmulas, 38 est�n encabezadas por mujeres y 26 por hombres.
Ins�lito en el pa�s, en el mes mayo comenz� el programa piloto para recibir el voto anticipado de personas en prisi�n preventiva. En cinco Centros Federales de Readaptaci�n Social inici� el primer ejercicio para ejercer el derecho al voto desde una prisi�n. Sonora, Guanajuato, Chiapas, Morelos y Michoac�n son los estados que participan en la prueba. 2,185 personas fueron incluidas en el proyecto: 505 mujeres y 1,680 hombres. Se hace efectiva de esa manera la presunci�n de inocencia y se restituye el derecho al sufragio y la informaci�n.
Sobre el tema de la reelecci�n, tambi�n se desprende una interesante lectura. De las 34 mujeres que integrar�n la LXI Legislatura del Estado de M�xico, 14 lo hacen de manera consecutiva. Mientras tanto, en el caso de los varones, repetir�n 13 de un total de 41. Algo similar ocurre en los ayuntamientos, donde 12 mujeres fueron reelectas y solo 15 hombres de un universo de 77. La alternancia sigue siendo un factor importante a considerar por los votantes.
Sopla distinto el viento despu�s de la jornada electoral. En mayor o menor medida, con victorias y derrotas, todos los partidos pol�ticos tienen razones para avalar los resultados. La narrativa post electoral se ha vuelto mesurada y los se�alamientos de fraude se tornan espor�dicos. M�xico es un pa�s de graves problemas no resueltos, de muchos desacuerdos y con una intensa deliberaci�n pol�tica. Pero, como debe suceder en una democracia, pervive en el fondo un significativo acuerdo nacional: las elecciones son la �nica f�rmula v�lida para competir y transmitir los poderes p�blicos.
Se dice f�cil, pero garantizar que el voto de cada persona sea respetado, amerita el trabajo sin descanso de diversas instituciones. Mientras esa posibilidad exista, nuestras diferencias podr�n atenderse en un ambiente de paz y pluralidad. Justo eso aporta el reciente proceso electoral: en elecciones limpias y libres, la ciudadan�a ya determin� qu� espera en los a�os venideros. Desea alternancia en los gobiernos, divisi�n de poderes, partidos con aut�ntica presencia nacional y una sociedad alerta e interesada en los problemas cotidianos.
Consejera electoral, �Patricia Lozano