El Tren Turístico “La Cucarachita” es una unidad móvil adaptada, replica de la máquina de vapor “La Cucaracha”, construida para rendir homenaje a cuenta de un periodo crucial para la vida de los habitantes del municipio de Tequixquiac en el Estado de México.
Actualmente ha sido adoptada como ícono de identidad municipal, toma vida a través de cinco rutas turísticas que conduce al encuentro con pasajes naturales y vestigios en un recorrido histórico que enaltece la cultura de este municipio.
El recorrido de “La Cucarachita” reencuentra a los visitantes con sitios que marcaron la vida de Tequixquiac a través de la historia, uno de estos es El Tajo con salida del túnel y una barranca natural, los hornos donde la piedra caliza se cocía a altas temperaturas para producir la cal, el Palo Alto donde se ubica un ahuehuete y otros parajes naturales donde hacen presencia el gremio artesanal con productos de la zona, además de las manualidades hacen productores de pulque, entre los mejores de la región y de pan artesanal comparten sabores.
Otros lugares emblemáticos a los que acerca La Cucarachita en un viaje didáctico, es el paraje El Gallo, capillas antiguas, el museo arqueológico Temoatzin, en el que se apreciar fósiles de mamut y otras especies, mientras en otra ruta abierta al publico por el pueblo de Tlapanaloya se visitan paisajes naturales y a los humedales.
La historia de la máquina de vapor “La Cucaracha”, nos la cuenta el ex cronista municipal, escultor y pintor Gerardo Martínez, quien narra que al inician los trabajos del túnel del gran Canal del Desagüe de la CDMX, el trabajo humano que demandaba su construcción requería de más fuerza, por ello estas obras contaron con un trenecito que apoyaba con el traslado de cientos trabajadores empleados, herramientas, materiales y maquinaria para construir el tramo de 15 kilómetros que venía de las Cajas de agua de Zumpango, hasta el denominado Tajo de Tequixquiac.
Esta máquina de vapor provenía de San Lázaro en la CDMX, pasaba por Cuautitlán, Teoloyucan, Coyotepec, Huehuetoca, Zumpango, tenía parada en El Tajo de Tequixquiac, la zona centro hasta Apaxco y el Estado de Hidalgo, de donde traían la piedra caliza, para la construcción la magna obra del túnel de la que aún se puede observar su funcionamiento, pero de las vías que conducián a la Cucaracha no, solo se conserva la estación, ubicada muy cerca de la plaza principal y que ahora pertenece a particulares.
El cronista indica que era un tren muy curioso, además de los materiales se convirtió en tren de pasajeros, transportando a gente de muchas regiones y a los denominados “tuneleros”, refiriéndose a los trabajadores, situación que aumentó la población porque muchos se quedaron.
Entre los datos curiosos, mencionan que en realidad la maquina era muy lenta, por lo que en las subidas la gente que viajaba en las góndolas de carga se tenía que bajar a empujar, destaca que el nombre proviene de la onomatopeya del sonido mecánico que hacia al avanzar, “cu- ca-ra-cha, cu-ca-racha, cuca-racha, cucaracha, cucarachacucaracha, siendo el cha, el chisguete del vapor, además se le relacionaba con el corrido de la Cucaracha cantada en la Revolución”, explica el cronista.
Acela Montaño