GILDA MONTA�O
Si sobrevives, si persistes, canta,
sue�a, emborr�chate.
Es el tiempo del fr�o: ama.
Apres�rate. El viento de las horas
barre las calles, los caminos.
Los �rboles esperan: t� no esperes,
�ste es el tiempo de vivir, el �nico.
Jaime Sabines.
A Lazlo Frater
Fui a ver una extraordinaria pel�cula: el Viol�n Rojo. Excelente en todos sentidos. Hace mucho, much�simo tiempo que no ten�a la oportunidad de sentarme un buen rato, e ir conforme estaba pasando la pel�cula, situ�ndome en las diferentes etapas por las que pas� un viol�n construido con amor, a una persona que de repente muri�.
As�, con una maravillosa escenograf�a basada en edificios cl�sicos o paisajes verdaderamente sensacionales, el director revuelve toda oportunidad de conciencias, y va dictando al espectador lo que formular� al �ltimo: se queda con lo mejor, el que lucha, el que investiga, el que tiene el talento y la calma para luchar y para pelear lo que se quiere.
As�, experimento, experiencia, investigaci�n y retroceso hacia una misma salida: la venta de dos magn�ficos violines: un Stradivarius, fabricado en el siglo quince, y otro: el Viol�n Rojo, fabricado por un absoluto desconocido, tambi�n en el mismo siglo, que tiene la magia de la premonici�n y de la tragedia.
No es con calma ni con inteligencia con lo que se tratan estos temas: es con un absoluto don: el de la percepci�n, la intuici�n y el total y absoluto amor a la m�sica.
Toda entera, esta pel�cula est� o�da, tocada, presentada, percibida, por el gran viol�n que es tocado a cada instante: ya sea por un peque�o, o por un loco, por una mujer, o por un viejito. Siempre la talentosa m�sica llena este espacio.
Pero s�lo fue creado por un hombre enamorado, que lo �nico que dej� en la vida, fue el hecho de que, al morir su esposa, roci� de sangre, con su sangre pint� este instrumento, que hab�a sido dise�ado para su hijo. Para que su hijo fuese el que se volviera el mejor violinista del mundo. Pero el que cre� el instrumento, no pudo dejarlo ni a su mujer ni a su hijo.
Y con magia y tristeza, cuando va pasando el tiempo, la vida se encarga de ir desencadenando episodios inmensamente intensos, impresionantes, que son contados como peque�os relatos que no tienen nada de chiquito, sino un gran, e inmenso talento del director, para proyectar esta tan impresionante pel�cula.
Pero �sta no es para todo el mundo. S�lo para quien sea apto de entender el talento de quien se enamora, acaricia, ama la m�sica, y en este caso, un instrumento que ha sido por siglos, un sin�nimo de delicadeza y de arte: el viol�n rojo. C�mo me acord� en todo este tiempo de Lazlo Frater y de su esposa Chelo.
Todos los extraordinarios integrantes de la m�sica en el Estado, tienen un com�n denominador: la sabidur�a de que est�n porque alguien les dio su talento� Pero algunos los desperdician en arrogancia y otros los duplican con amor hacia sus semejantes.
Y no es que Julliard haga la excelencia. Es tal vez ser el alumno consentido del mejor violoncelista del mundo: Zubin Metha y que, en su tiempo de vida, no lo hubiese tenido que estar mencionando.