Del recuento sin ustedes, las mujeres.
�Mis sue�os me pertenec�an, no los compart�a con nadie; ellos eran mi refugio cuando estaba preocupada, mi placer m�s dulce cuando era libre�.�
Mary Shelley (1797-1851)
Hemos sido testigos de dos d�as hist�ricos en la vida social y pol�tica de nuestro pa�s. El pasado domingo ocho de marzo, en el marco de la conmemoraci�n del �d�a de la mujer�, se llevaron a cabo marchas y protestas en las principales ciudades de la rep�blica mexicana. Se dice que, en la Ciudad de M�xico se dieron cita m�s de 80,000 mujeres en estas marchas que fueron enmarcados por la protesta y exigencia de igualdad, justicia y un alto a la ola de violencia en contra de las mujeres.
Al siguiente d�a, el lunes tuvo verificativo el llamado �un d�a sin mujeres�, que convoc� a mujeres de todas las edades, empleadas, estudiantes, amas de casa, ni�as o adultas, y por el cual no asistieron a sus empleos, escuelas, o llevaron a cabo las actividades diarias que normalmente desempe�an.
Dos d�as en que las mujeres se hicieron escuchar
Fue una combinaci�n estruendosa, el domingo la marcha tuvo como caracter�stica� los gritos de protesta y proclamas masivas, cantos y en algunos lugares pintas y destrozos. El lunes fue silencioso, calles vac�as, algunas oficinas hasta desiertas, salones de clases con poca asistencia, y lo mismo en comercios y tiendas, el reclamo ahora fue mediante el silencio y la ausencia.
No quiero hablar de lo extra�o que se vivi� la ciudad sin mujeres, ni de la ausencia tan notable de un �buenos d�as� de Juanita, la se�ora de sesenta a�os que a diario desde las seis de la ma�ana vende jugos cerca del parque donde suelo hacer ejercicio.
En realidad, el mayor impacto no fue la ausencia f�sica, pues en la mayor�a de los negocios u oficinas se prepararon para este ausentismo, es m�s, en muchas dependencias se opt� por darle el d�a a todos o declararlo formalmente �inh�bil�.
El impacto fue en la ausencia de su ser, lo cual conlleva a aspectos que van m�s a all� de los f�sico. Es precisamente aquello que distingue y hace �nica a una persona.
Y no se trata de poner bajo un contexto aparten solo de �emotividad� este d�a, se trata en verdad de reconocer que las mujeres no solo contribuyen en el aparato productivo �en bruto�, sino que lo hacen desde una perspectiva �nica e irremplazable.
Para muchos hoy ya todo volvi� a la normalidad, lo cual no puede ser posible. M�xico no es el mismo a partir del 9 de marzo, y dir�a yo, no puede ser el mismo.
La pregunta que todos hacemos es: �Qu� sigue?
Pol�ticas p�blicas reales, efectivas y serias que tengan como objetivo generar mejores condiciones de vida a las mujeres respetando su individualidad y necesidades espec�ficas.
Me entero por ejemplo, que hubieron mujeres que trabajan en la Fiscal�a General de la Rep�blica y que las �obligaron a ir� a laborar el pasado lunes d�a del movimiento ninguna se mueve. Lo cual refleja la �insensibilidad� real y existente.
Debemos dejar de lado solo los �simbolismos�, no bastan mo�os naranjas para erradicar la violencia contra la mujer, lo que urge es un esfuerzo nacional con miras a ofrecer herramientas de denuncia, seguimiento, protecci�n, y sanciones a quienes violentan a las mujeres mexicanas.
Despu�s del pasado domingo y lunes, M�xico no es el mismo, no debe ser el mismo.
Octavio Mart�nez Camacho
Abogado Penalista, socio del despacho HMSC.