Parálisis
Ya vamos hacia el fin de sexenio, lo que para muchos implica una parálisis gubernamental.
Si analizamos las preocupaciones reales de los ciudadanos, encontraremos que a la cabeza no está la política, sino que hay otros temas: economía y violencia. Ya la pandemia parece haber quedado en el olvido, al menos para las grandes masas, aunque la alerta es vigente.
Dado que la economía es un asunto de preocupación desde hace varias generaciones, resulta que lo más apremiante es la inseguridad y la violencia. Por lo pronto, lo más escandaloso.
Para apaciguar los temores de la sociedad no han ayudado las políticas públicas aplicadas hasta hoy y tenemos ya casi tres sexenios en un cruento enfrentamiento que primero llamaron guerra y ahora ya procuran no mencionar.
Y es que resulta que las autoridades en general prefieren evadir la gravedad del problema con declaraciones triunfalistas en las que magnifican los buenos resultados que ya han dado, y son ciertos, pero que no alcanzan para detener la violencia, ni mucho menos calmar los ánimos sociales.
Lo cierto es que la sociedad mexicana, además de resultados que se reflejen en la vida diaria, requiere de una válvula de escape, que permita liberar la presión social.
Esos son los temas que deberían ser el centro de la preocupación y ocupación de campañas, partidos y candidatas.
Si, por el contrario, las expresiones sociales no alcanzan a llegar a los políticos y sus intereses, nunca llegan a donde es necesario y se pierden en simples gritos y pancartas que se olvidan pronto.
Es urgente para la sociedad mexicana encontrar vías eficientes para canalizar sus inquietudes y necesidades, pues los partidos políticos no dan resultados satisfactorios para los ciudadanos y muchos problemas que se enfrentan a diario en las calles y no están en la agenda de la política.
Los partidos deben volver al origen, recordar por qué compiten unos contra otros y reencontrarse con la sociedad, con la real, más allá de porras, mítines y estructura.
Martha González Aguilera