Recorte a la democracia
Los partidos políticos y los institutos electorales locales deben disfrutar del financiamiento público, pues ya el partido del presidente López Obrador insiste en el interés por eliminar ese gasto de las haciendas públicas, junto con otros que implican a la democracia.
En el Estado de México, la reducción presupuestal que se propuso lo deja sin posibilidad de operar una elección del tamaño de la que viviremos el año que viene, que incluye todos los cargos públicos, menos el de gobernadora.
En el caso de los partidos, es muy probable que no desaparezca el financiamiento, pero sí que disminuya al punto de dejar a la oposición en condiciones de indefensión frente a las elecciones, de manera que eso ocurriría pronto.
Este sería un importante atentado contra la democracia, pues hay que recordar que la dotación de recursos públicos a las fuerzas políticas tiene como origen la lucha social por conseguir condiciones equitativas de competencia electoral entre partidos.
Hoy, puede ser que, como en tantos otros casos, se consideren un espacio de corrupción y dispendio, sin que falte razón para ello.
Sin embargo, este no es tema solo de partidos, en el que se pueda pensar en castigar su corrupción o falta de compromiso con la limitación del dinero.
La afectación es contra la democracia, la sociedad misma y su capacidad para alternar a los partidos en el poder, puesto que sin recursos muchos de ellos desaparecerían.
En este contexto, lo que importa es regular la forma en que las fuerzas políticas pueden y deben hacer uso de los recursos públicos.
Obligarlos a que los apliquen en actividades que les permitan crecer como opción con trabajo con la militancia y el resto de la sociedad.
El verdadero impulso a la democracia se conseguiría con hacer crecer a los partidos para promover la competencia equitativa.
Lo que conseguiremos al ahorcar las finanzas de la oposición y desaparecer a los árbitros electorales locales, será permitir que el poder de Morena y el presidente López Obrador crezca de manera insana.
Así las cosas, los partidos de oposición deben pensar muy bien sus siguientes pasos y, desde luego, la forma en que gastarán el dinero que les ha sido asignado.
Deben poder fortalecerse lo suficiente para frenar la intención de Morena por minimizar la competencia para las elecciones presidenciales.
Martha González Aguilera