La sociedad, que ha evolucionado naturalmente de manera más dinámica que las instituciones, hoy reconoce y abraza que los derechos políticos electorales de las mujeres son derechos humanos y, como tales, los ha puesto al centro de una agenda pública y ha demandado se respeten garantizando un Estado de Derecho.
Históricamente las luchas colectivas han dado resultado a los grandes avances institucionales que la ciudadanía ya había legitimado, me refiero particularmente a una lucha histórica como lo fue el movimiento amplio de mujeres, de Elvia Carrillo Puerto y Hermila Galindo, que del brazo de cientos de mujeres, se dieron cita desde 1916 para colocar en la antesala de nuestra Carta Magna de 1917, las bases para el derecho a la ciudadanía y nuestro derecho al voto sin distinción de sexo. (A las mujeres no se nos reconoció este derecho hasta 1953 y fue efectivo hasta 1955).
La resistencia, persistencia e insistencia de las mujeres organizadas ha traído como resultado el fortalecimiento de la democracia, la consolidación del Estado de Derecho y la participación sustantiva de las mujeres. En el Partido Revolucionario Institucional se consolidaron las luchas democráticas a favor de las mujeres, emitiendo las primeras leyes en materia de paridad de género. La frase “las mujeres al gobierno” no debe ser enunciada como parte de la retórica y se debe materializar en la agenda pública e institucional. Hoy con Alejandra del Moral Vela se traza una ruta que inicia con la defensoría del Estado de México cuyo objetivo es una acción de gobierno impregnada de políticas públicas y ejercicio presupuestal con perspectiva de género. El tiempo de las mujeres ha sido siempre, pero hoy se consolida nuestro tiempo de gobernar.
Es necesario que se refleje la representación y toma de decisiones de las mujeres de manera sustantiva y efectiva. El ejercicio real de los cabildos paritarios, congresos paritarios, gabinetes paritarios, solo tendrá el mérito burocrático y el reconocimiento social, cuando verdaderamente se traduzca en mejorar calidad de vida de las mujeres.
En este momento histórico, donde las mujeres somos la mayor fuerza política y la mayoría en una lista nominal, debemos pugnar por políticas públicas que nos alejen de sufrir todo tipo de violencias, la obligación de toda postulación será impregnar sus propuestas electorales de acciones de gobierno que nos permitan concretar a una sociedad que interactúe de manera justa equitativa e igualitaria.
Convencida estoy de que es el tiempo de las mujeres, pero requerimos a mujeres en el poder con validez en la toma de decisiones y comprometidas con la agenda de todas las mujeres, de las mujeres indígenas, de las mujeres de la diversidad, de las mujeres afromexicanas, de las mujeres con alguna discapacidad e incluso ser portavoces de las mujeres que ya no están o quienes están privadas de la libertad.
La paridad no puede ser un aditamento del patriarcado, las mujeres no podemos ser colocadas como una parte accesoria que legitime la representación política, hoy a través de mecanismos institucionales y jurídicos debemos blindar todos los marcos normativos, pero también se debe llevar al campo de la actuación y de la ejecución.
El arribo de la paridad y la consolidación de la igualdad es la construcción de una sociedad que el orden civil demanda, una sociedad más justa, más libre y más humana.
POR: PAOLA JIMÉNEZ HERNÁNDEZ