Por Mart�n de J. Takagui�
El Plan de Vacunaci�n�
La gran esperanza de que existiera una forma de evitar miles de muertes m�s a causa de los contagios de Covid-19 inici� su historia el 23 de diciembre, cuando lleg� a M�xico el primer cargamento de vacunas de la empresa Pfizer impacto brutalmente en el �nimo de la sociedad mexicana, como en el de millones de personas alrededor del mundo.�
El gobierno de M�xico a trav�s de la Secretar�a de Salud dise�� un plan de vacunaci�n que�estar�a en marcha desde ese mismo d�a en que llegaron las inmunizaciones, los equipos de vacunaci�n integrados por personal m�dico, personal militar y los servidores de la naci�n, quienes impondr�an el rostro del presidente Andr�s L�pez Obrador frente a cada ciudadano que fuera vacunado.�
Cada noche el subsecretario de Promoci�n de la Salud, Hugo L�pez Gatell y su equipo sigui� informando a la naci�n, en vivo y en directo sobre los cientos y los miles de muertos que cada d�a aumentaban y as� siguieron hasta llegar a los 150 mil fallecidos por la pandemia sin que se viera cu�ndo habr�a de aplanarse la curva de la mort�fera enfermedad.�
Los pron�sticos del principio a cargo de L�pez Gatell quedaron muy rebasados en todos los sentidos, mientras que el mercado negro y los robos de tanques de ox�geno llevaron a la desesperaci�n a miles de mexicanos que buscaban evitar la muerte de sus familiares en sus propias casas, en sus camas, debido a que el Valle de M�xico presentaba saturaci�n e insuficiencia de atenci�n en los hospitales p�blicos y privados.�
El plan de vacunaci�n inici� en la v�spera de la Navidad con bombo y platillo, como se dej� ver uno y otro d�a mientras se recibieron cargamentos de vacunas cada vez m�s limitados, pero en la bienvenida de los secretarios de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, de Hacienda y Cr�dito P�blico, Arturo Herrera�y de Salud,�Jorge Alcocer.�
La idea era dar prioridad de vacunaci�n a los trabajadores de la salud, enti�ndase m�dicos, enfermeros y camilleros, pero en el estado de Campeche que podr�a pasar a verde en el color del sem�foro de salud, se opt� por empezar a vacunar a los maestros que esperaban volver a las aulas en breve.�
Todo era esperanza, alentada por el optimismo con el que se hablaba desde el gobierno, que adem�s decidi� reservar por cinco a�os la informaci�n en torno a las cantidades de vacunas y las formas y montos del pago que har�a el gobierno, no se descarta que las reducidas cantidades surtidas en principio, hayan sido el equivalente a las muestras m�dicas.�
Fue hasta la primera quincena de enero cuando el gobierno no tuvo m�s opci�n que informar que por lo menos tres semanas iba a suspenderse el env�o de vacunas, y se dijo que el motivo era �dar prioridad a pa�ses pobres�, como si M�xico fuera uno de aquellos pa�ses ricos cuyos niveles de contagios lograron controlarse.�
Como si no hubiera malas noticias respecto a la esperanza de prevenci�n del Covid-19, para la �ltima semana del mes de enero el propio presidente de M�xico dio a conocer a trav�s de sus redes sociales que hab�a sido contagiado y deb�a permanecer aislado, como lo marcan los protocolos de la enfermedad.�
Sin que nadie lo haya dicho de manera oficial, aquella esperanza de poner freno a los miles de contagios, que llegaron a los 21 mil en un solo d�a y las muertes superaron los mil 800 en 24 horas, es evidente hoy, que se ha desvanecido esa esperanza que signific� la vacuna.�
M�s a�n, cuando se dio a conocer que, en su segundo d�a de aislamiento, el presidente L�pez Obrador habl� por tel�fono con el presidente de Rusia Vladimir Putin, con quien pact� la compra-venta de 24 millones de dosis de la vacuna conocida como Sputnik V.�
Es obvio ese convenio no es m�s que un acto de desesperaci�n frente a la escasez de la soluci�n antiviral, pues se trata de una vacuna que m�s que soluciones podr�a traer problemas a la poblaci�n, ya que el documento que acompa�a a la sustancia advierte que se trata de una vacuna que no ha concluido satisfactoriamente su fase III de estudio y se�ala que podr�a generar reacciones a quienes padecen enfermedades cr�nicas.�
El panorama�es negro, el panorama es incierto. El panorama es enga�oso para quienes estamos hasta el gorro de estar encerrados, sin poder salir a buscar trabajo y m�s a�n para quienes han tenido que salir a buscar el sustento familiar, arriesgando cada d�a su f�sico, su salud y su integridad.�
Es evidente que el programa de vacunaci�n podr�a ser el mejor, que podr�a usarse como una forma de propaganda para el gobierno, dada la participaci�n de los servidores de la naci�n, pero habr�a sido muy bueno, si la estrategia de vacunaci�n hubiera incorporado la adquisici�n de las vacunas.�
Nuestro gobierno lleg� tarde a la venta de vacunas, ahora tendremos que esperar turno y no sabemos de cu�nto tiempo se trata. Millones de mexicanos habremos de rechazar la aplicaci�n de la Sputnik V, porque sabemos de los riesgos que conlleva y lamentablemente tendremos que seguir�aislados de manera preventiva.�
Sigamos por la L�nea Fif��